sábado, 12 de julio de 2014

Un Embarazo Sano

Un Embarazo sano

Ahora que estás esperando un bebé, es más importante que nunca que te cuides física y emocionalmente. La probabilidad de que tengas un embarazo tranquilo y sin problemas y un bebé sano aumentará si sigues estas sencillas recomendaciones: 




Busca atención prenatal desde el principio

Es esencial que tú y tu bebé reciban una buena atención prenatal. En tu primera consulta prenatal te harán una serie de pruebas para detectar posibles condiciones médicas que podrían complicar el embarazo. 

Si aún no has elegido un doctor, no pierdas tiempo. Puede que tardes un poco en encontrar a la persona ideal, sea ésta un médico o una partera. Si vives en los Estados Unidos y te preocupa el hecho de que el doctor quizás no entienda tu cultura o idioma, lee nuestros consejos para tratar con un doctor que no sea latino. Mientras tanto, si estás tomando cualquier clase de medicamentos o si tienes algún problema de salud, llama a tu médico de cabecera y avísale que estás embarazada. 

Si no tienes seguro médico en Estados Unidos, consulta nuestra guía de recursos, donde listamos organizaciones que ayudan a las latinas a conseguir atención prenatal. Si te encuentras en otro país consulta en el sitio web del ministerio de salud de tu localidad para informarte sobre un plan médico gratuito al que te puedas afiliar. En México, por ejemplo, si no tienes seguro de gastos médicos ni seguridad social, puedes buscar afiliarte a la sección 

“Embarazo seguro” del Seguro Popular, que también protege a tu bebé cuando haya nacido. 

Cuida tu alimentación

Aunque hayas oído a menudo que durante el embarazo debes “comer por dos”, lo cierto es que solamente necesitas 300 calorías adicionales por día. Debes consumir mucha proteína. Ahora necesitas 70 gramos al día comparado con los 45 gramos que necesitabas antes de quedarte embarazada. Aunque la cantidad de calcio que necesitas es la misma que antes del embarazo, en esta etapa es esencial que te asegures de consumirla, lo cual no siempre es fácil. Lee algunos consejos para aumentar la cantidad de calcio en tu alimentación. 

Evita los huevos crudos y las carnes crudas, los quesos latinos blandos y otros productos lácteos o jugos sin pasteurizar, los pescados y mariscos crudos, así como los fiambres y jamones crudos para no ingerir bacterias que podrían ser perjudiciales para tu bebé. Evita también ciertos tipos de pescado que suelen contener altos niveles de mercurio y otras sustancias contaminantes. 

Toma suplementos vitamínicos prenatales

En la mayoría de las vitaminas prenatales encontrarás más folato (ácido fólico) y hierro que en los suplementos vitamínicos comunes. 

Es muy importante que tomes la cantidad necesaria de folatos antes de concebir y durante los primeros meses del embarazo. El ácido fólico reduce significativamente el riesgo de que el bebé pueda desarrollar malformaciones congénitas del tubo neural, como la espina bífida. 

Lo ideal es empezar a tomar 400 microgramos diarios de ácido fólico por lo menos un mes antes de quedar embarazada. Una vez que confirmes que estás embarazada, aumenta el consumo diario a 600 mcg. 

También es importante que te asegures de tomar suficiente hierro. La cantidad que tu organismo necesita aumenta bastante durante el embarazo, sobre todo durante el segundo y el tercer trimestre. 

Pero más cantidad no siempre es mejor, y ciertas sustancias pueden ser peligrosas si las ingieres en exceso. Es importante que evites consumir grandes dosis de cualquier vitamina, y no tomes ninguna clase de hierbas o suplementos adicionales sin la autorización de tu médico. 

Haz ejercicio regularmente

Un buen programa de ejercicios te ayudará a ganar la fuerza y resistencia que necesitas para soportar el aumento de peso del embarazo, prevenir o reducir los dolores corporales, mejorar la circulación sanguínea en las piernas, y ayudar a prepararte físicamente para el parto. También te ayudará a recuperar más rápidamente la forma una vez que nazca el bebé. 

Además, la actividad física es un excelente antídoto contra el estrés, y algunos estudios indican que al hacer ejercicio aumentamos nuestros niveles de serotonina, una sustancia química producida en el cerebro que está vinculada a nuestro estado de ánimo. 

Acuérdate, sin embargo, que no debes esforzarte demasiado ni llegar a sobrecalentarte o deshidratarte. También deberás evitar los baños demasiado calientes y las saunas durante el embarazo. 

Lee más sobre cómo hacer ejercicio de forma segura durante el embarazo. 
Descansa

El cansancio que naturalmente sientes durante el primero y el último trimestre del embarazo es una señal de que tu cuerpo te está pidiendo que descanses. Escúchalo, y reposa todo lo que puedas. Si no puedes echarte una siesta en medio de la tarde, deja temporalmente a un lado algunas de tus responsabilidades y tómate un descansito. Aunque no duermas, al menos siéntate cómodamente un rato, eleva las piernas y lee un libro o una revista. 

Las técnicas de relajación como los ejercicios de yoga, el estiramiento, la respiración profunda, y los masajes son excelentes para combatir el estrés y dormir mejor por la noche. 
Di "no" al alcohol

No tomes bebidas alcohólicas. Cualquier cantidad de alcohol que bebas durante el embarazo pasará a la corriente sanguínea, atravesará la placenta y llegará rápidamente al bebé, quien podría terminar con un nivel de alcohol en la sangre incluso más alto que el tuyo. Aunque la madre sólo tome un vaso de vino con las comidas cada día, su bebé puede tener un mayor riesgo de pesar poco al nacer, y aumentará la probabilidad de que en el futuro tenga problemas de aprendizaje, habla y lenguaje, atención, e hiperactividad. 

Las mujeres que toman más de dos tragos al día corren un mayor riesgo de tener un bebé con el síndrome alcohólico fetal. Los niños que nacen con esta condición sufren de retraso mental y de crecimiento, problemas de comportamiento y malformaciones faciales y cardiacas. 

El consumo de alcohol durante el embarazo también incrementa el riesgo de tener un aborto espontáneo o un bebé que nace sin vida. O sea que lo más seguro es evitarlo completamente y optar por bebidas sin alcohol. Si te está costando dejar de tomar, habla con tu doctor para que te ayude. 

Aléjate de las drogas ilegales

Cualquier droga que la madre use también pasa a la corriente sanguínea del bebé. Algunos estudios indican que la marihuana puede restringir el crecimiento del bebé y causar síntomas de abstinencia (como temblores) en el recién nacido. 

El uso de la cocaína durante el embarazo es muy peligroso. Esta droga restringe el flujo de la sangre al útero y puede provocar un aborto espontáneo, problemas de crecimiento, el desprendimiento de la placenta, o un parto prematuro. El bebé también podría nacer muerto, tener malformaciones congénitas, o problemas de comportamiento y de desarrollo. 

Las demás drogas también pueden ser muy peligrosas. Si tienes un problema de adicción, busca ayuda inmediatamente. 

Deja de fumar

Si fumas durante el embarazo, aumentará el riesgo de que tengas un aborto espontáneo, de que el bebé tenga problemas de crecimiento, y también de que ocurra un desprendimiento de la placenta o un parto prematuro. Hay estudios que también han encontrado una relación entre el fumar y un aumento en el riesgo de tener un bebé con el labio leporino y el paladar hendido. 

Nunca es demasiado tarde para dejar de fumar o reducir la cantidad de cigarrillos que consumes. Cada cigarrillo que dejes de encender le dará a tu bebé una mejor oportunidad de nacer sano. Si no logras dejar de fumar, pide a tu médico que te indique un programa que pueda ayudarte. Cada cigarrillo que no enciendes le da a tu bebé una mejor posibilidad de nacer sano. Si no puedes dejar de fumar por ti misma, pide ayuda a tu médico. 

Recuerda también que, aunque tú no fumes, si respiras el humo del cigarrillo de otros fumadores, también hay riesgos para el bebé; por eso, al igual que dejar de fumar, también es importante pedirle a tu pareja que abandone el cigarrillo o fume sólo afuera de la casa y evitar permanecer en lugares donde haya humo de fumadores. 

Disminuye el consumo de cafeína

La organización March of Dimes aconseja a las mujeres que limiten su consumo de cafeína a menos de 200 mg por día de cafeína. Esta cantidad la puedes obtener de una taza de 8 onzas de café fuerte. Esta recomendación vino de un estudio en 2008 que mostraba que las mujeres que consumían esa cantidad duplicaban su riesgo de aborto. 

Además, la cafeína no tiene ningún valor nutritivo y su consumo dificulta la absorción de hierro, que es un mineral del que típicamente andan escasas las mujeres embarazadas. Acuérdate, también, de que es una sustancia estimulante, lo cual podría interferir con tus horas de sueño, causarte dolores de cabeza y producirte acidez estomacal. 

Trata de limitar el consumo de bebidas con cafeína, o sustitúyelas por café o té descafeinados. Recuerda, sin embargo, que el café descafeinado casi siempre tiene un poco de cafeína. Otras bebidas, como el chocolate y muchas sodas, también contienen cafeína. Y ten en cuenta, que algunas tazas de café, como el cafecito expreso cubano, contienen más cantidad de cafeína que otras. 

Elimina los riesgos ambientales

Hay profesiones que son peligrosas para ti y para tu bebé. Si normalmente en tu trabajo estás en contacto con productos químicos, metales pesados (como el plomo o el mercurio), ciertos agentes biológicos, o radiación, tendrás que hacer urgentemente algunos cambios. Y hay otros trabajos en los que debes tomar algunas precauciones, por ejemplo si estás en contacto con niños chicos que podrían contagiarte alguna infección peligrosa para tu bebé. 

Ten en cuenta que algunos productos de limpieza, insecticidas, disolventes, y hasta el plomo que pueda haber en el agua potable que circule por las tuberías viejas podrían ser peligrosos. Habla con tu médico o partera acerca de las actividades que realizas diariamente, para que juntos puedan idear formas de evitar o eliminar los peligros que existan en tu casa y en tu ambiente de trabajo. 

Algunos productos que traemos de nuestro país de origen, como vajillas de cerámica, caramelos o cosméticos, pueden presentar riesgos de contaminación con plomo. Aquí tienes más información. 

Haz una cita con el dentista

No olvides tu higiene y salud bucal: cepíllate los dientes, usa hilo dental y visita periódicamente al dentista. Los cambios hormonales que ocurren naturalmente durante el embarazo pueden hacerte más susceptible a las enfermedades de las encías. Los aumentos en los niveles de progesterona y estrógeno hacen que las encías reaccionen de manera diferente a la placa bacteriana, lo cual puede producir una inflamación conocida como gingivitis, caracterizada por encías inflamadas, sensibles y que sangran con facilidad. 

Cada vez hay más evidencia de que parece haber una correlación entre la gingivitis avanzada, o periodontitis — una infección bacteriana que afecta las encías y los huesos a los que están sujetos los dientes —, el parto prematuro y los bebés de bajo peso al nacer. 

Lo bueno es que el tratamiento adecuado puede reducir el riesgo de que se den estas complicaciones. O sea que no postergues la ida al dentista y haz una cita para una revisión y limpieza si no la has hecho en los últimos seis meses. Si no dispones de seguro que cubra tu cuidado dental, consulta nuestra guía de recursos de apoyo. 

Cuida de tu salud emocional

Muchas mujeres se quejan de los cambios de humor constantes que sienten durante el embarazo. Estos altibajos emocionales son comunes durante la gestación, pero si tus cambios de humor son exagerados o llegan a interferir con tu vida diaria, podrías estar pasando por una depresión, lo cual no es raro durante el embarazo. 

Si te sientes deprimida por más de dos semanas y no hay nada que te haga sentir mejor — o si te sientes demasiado ansiosa —, habla con tu doctor sobre lo que estás sintiendo para que te recomiende a un especialista. 

Es importante que tengas la confianza necesaria para poder hablar de éste y otros temas con tu doctor o partera. Otra cosa que no debes dejar de informarle es si sufres cualquier forma de abuso por parte de tu compañero. El embarazo aumenta el estrés en cualquier relación, y es uno de los factores que suele desencadenar la violencia doméstica, la cual pone en peligro tu salud y la de tu bebé. 

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